En la actualidad, desde diferentes áreas y sobretodo desde la industria de la moda, se va imponiendo cada vez con más fuerza una tendencia green que incluye reciclaje, textiles naturales & sistemas de producción. Sin embargo, aunque puede ser muy rentable desde el punto de vista comercial, puede caer en lo superficial. Pero aún cuando este comportamiento nazca de una motivación frívola (estar al día en las tendencias) puede utilizarse como motor a un cambio de mentalidad sustancial. Estas campañas (usualmente dirigidas a mujeres –que son el público consumidor en esta extensión, aún cuando la masa masculina compradora va en aumento– con un rango etario que va desde los 25 años en adelante) son importantes como antesalas de movimientos mayores que generen cambios reales.
FAST FASHION
Cómo su nombre lo dice, lo conocido como fast fashion (o moda rápida en español) es un término que se ha acuñado a modo de englobar una serie de procesos en la industria de la moda generados por una premura injustificada tanto desde el plano de producción como de consumo, que a su vez, nace de una ilusión de falsa necesidad creada por la alta demanda ante la ploriferación de tendencias en el vestuario; como muestra de ello están las cantidades de colecciones que una sola marca puede lanzar en un año, sin considerar temporadas ni escatimar en recursos de promoción o publicidad.
En Reino Unido, por ejemplo, se compran 3 jeans por segundo; prenda que fue originalmente diseñada para el trabajo arduo en resistencia & durabilidad.
SLOW FASHION
Las consecuencias de este movimiento (si puede así llamarse) afectan en todos los planos: Sociales, culturales, laborales… Y por sobretodo, ecológicos. Basta pensar en la rapidez de producción que se genera, sobreexplotando recursos naturales y mano de obra; producción que responde a una alta demanda que va en aumento gracias a un precio que ha disminuído en un 10% sólo en la primera década del 2000. Mala calidad, productos perecederos: Necesidad. Y así sucesivamente.
SLOW FASHION
Al contrario del término anterior, lo que concierne al slow fashion (moda lenta) es una rectificación del sistema de producción y consumo anteriormente expuesto, como principal eje de esta contrapartida, lo que puede desprenderse de su nombre: La velocidad a la que trabaja la industria. Fabricación de calidad, durabilidad (atemporalidad en las piezas), reutilización, utilización de recursos naturales equilibradamente y procesos productivos poco invasivos.
"La moda pasa, el estilo permanece." Coco Chanel
En lo personal, la interpretación más valiosa o la acepción más enriquecedora del término, es la de incitar a construir identidad: No dejarse llevar por la última tendencia, sino ser consecuentes a nuestro estilo; apelar a la relación emocional que tenemos con nuestro vestuario. El vestir ético, hacernos cargos de nuestro papel en este proceso y entender el valor de nuestro clóset por calidad, no cantidad.